BISMARCK Y LA CARICATURA

Componente, AR/UBA/FFyL/ITHA/CCBDAA2_15995
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Fecha
;17/02/1899
Alcance y Contenido
El canciller de hierro ha sido uno de los personajes más interesantes para los caricaturistas. 
Las antiguas colecciones de diarios satíricos prueban que el mundo comenzó a ocuparse de Bismarck en 1863. Nombrado entonces ministro prusiano, los caricaturistas de Viena, Munich y Francfurt lo consideraron digno de los honores de los lápices. 
Muchos años antes, en 1840, había sido publicada una caricatura bismarckiana. Una solamente. Su nombre llegado á conocimiento del público por una frase de Guillermo IV, había sido recogido por Guillermo Scholz, el dibujante que más tarde debía presentar á la caricatura mundial la típica figura de Bismarck con los tres pelos. 
El rey de Prusia había dicho de Bismarck que le había sido propuesto como ministro "Es un reaccionario, huele a sangre, quizás pueda servir más tarde." Y el caricaturista presentó á Bismarck con la escama del cangrejo: reaccionario cojo. En aquel dibujo Bismarck se hallaba en buena compañía. Dos ministros prusianos de los más reaccionarios, Gerlach y Stahl, estaban así representados: uno vestido de fraile como Pedro el eremita incitando á la cruzada contra los liberales; el otro, disfrazado de jesuita, sujétale la rienda del asno sobre el cual estaba sentado su compañero, al lado seguía Bismarck con su rojo uniforme de cangrejo. 
Esta primera caricatura no sirvió para llamar la atención del hombre del porvenir. Todo ha sido silencio á su alrededor. Durante los catorce años en los cuales echó las bases de su obra, pasó desapercibido para el público y los caricaturistas.
En los primeros tiempos en que la caricatura de Bismarck se hizo de moda, los dibujantes trabajaron de fantasía. En los diarios aparecía la cabeza del futuro canciller con abundante cabellera ó con patillas á la inglesa o barba á la francesa que ni lejanamente tenían parecido con Bismarck. 
La Lanterne de Francfort [sic] lo presentaba como un clown que tenía en equilibrio una espada sobre la punta de la nariz. 
El Tulenspiegel, otra hoja humorística, presentaba a Bismarck como un sonámbulo, en camisa, que paseaba descalzo bajo los rayos de una luna que revienta de risa. En 1864 Bismarck fue el hombre del día para los diarios satíricos. Los caricaturistas alemanes lo sirvieron á su público en todas las salsas y luego la prensa europea siguió el ejemplo. 
 En 1866 Bismarck aparecía en caricatura en los diarios de Italia, Francia e Inglaterra. Lo presentaban como bandolero atribuyéndole propósitos indignos, su cabeza ha sido transformada en asno, serpiente, pavo real, todo vestido de cordero; pero la caricatura no continuó por mucho tiempo, pues delante de aquel gigante hasta el sarcasmo calló. 
Sin embargo, la caricatura europea siguió por un tiempo más presentándolo con los tres clásicos pelos sobre la cabeza, del hombre del arado
Fuente de adquisición
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Ayudas para la búsqueda
p6 c1
Existencia y localizaciòn de originales
B.N.
Nota del Archivero
Investigador: María Florencia Galesio
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La Nación (agente productor)