Revista artistica

Componente, AR/UBA/FFYL/IHTA/CCBDAA2_556
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Fecha
;06/10/1858
Alcance y Contenido
"El renacimiento evidente de la aficion al árte [sic] entre nosotros impone deberes al crítico y por poco que refleccione [sic] hace temblar la pluma en su mano. No se trata, en efecto, de señalar normas à la atencion pública ensayos mas ó menos felices, sinó de espresar opiniones al menos sensatas, en presencia de la impulsion que han recibido ultimamente nuestros artistas y de las obras maestras de antigua escuela que llamamos del fondo de su sueño por esa voz estrepitosa del favor público, se levantan al horizonte de Buenos Aires, como los muertos al sonido de la trompeta fatídica. Entre esas aparíciones [sic] sublimes resplandecen en medio de una nube de sangre bendita, las cuatro cabezas atribuidas á Murillo. Atribuidas á Murillo! y apesar [sic] de nuestra conciencia que grita! originales de Murillo: y apesar [sic] de todos nuestros recuerdos evocados sucesivamente cuando nos referimos á los varios museos de Francia, Bélgica, Hollanda [sic] ò España que hemos recorrido; á pesar de la conviccion basada sobre los principios y las demostraciones del árte [sic] que nos ha espresado [sic] Mr. Noel, nos limitamos á decir: atribuidos pero no dudamos, ni un instante, ahora, de la autenticidad ni de la originalidad de esas cuatro cabezas. La cuestion de firma no es cuestion en cuanto á obras de Murillo, puesto que lo saben todos los aficionados, solian firmar nomas los pintores flamencos y Flamencos; muy pocos italianos han firmado sus obras poco conocemos de Rafael sinó el San Miguel espuesto en el Louvre que se halle firmado: no conocemos firmas de Murillo. La cuestion de filiacion queda aun incompleta, pero tenemos entretanto datos y documentos importantes. Las cuatro cabezas han sido traidas á Montevideo por la Sra. Da. Joaquina del Pacheco natural de Cádiz que las habia recibido como herencia de su tio D. Antonio de Pacheco, rico negociante de la misma plaza, el cual se hallaba en posesion de aquellas obras, anteriormente al año 1807. Segun las mismas tradiciones este caballero las habia comprado en Sevilla, la misma patria de Murillo donde hace sesenta ó setenta años se hallaba una porcion considerable de las obras del gran pintor llevadas despues ó dispersas á consecuencia de la invasion Francesa en España y del despojo de los conventos. Nos consta tambien que hace mas de veinte años estos cuadros habian sido mandados de Cadiz á Sevilla para ser vendidos con la calificación de Murillo. Todo eso forma ya una reunion de presunciones serias. Ahora si vamos al colorido, al toque, á la obra misma, encontramos en el primero esos tintes como el de la mitra de San Ildefonso (verbi gracia) que pertenecen esclusivamente á Murillo; esas oposiciones constantes del gris y del blanco que señalan todas sus obras. En el toque resalta le flou cuyo principio sacado de las lecciones de Vlasquez [Velazquez?] ha llegado á ser el atributo esclusivo del pincel de Murillo entre los monarcas de la pintura Española. No queremos decir por eso que nunca Murillo haya pintado, con brochos [sic], pero no es aquello su mérito ni su distincion[.] Ahora, profundizando en esas obras la pasta de la pintura, ese esqueleto de la composicion, es imposible que la conviccion no entre en la conciencia de un aficionado, no dejandole incertidumbre sinó el profundo sentimiento de no tener voz ni calidad para pronunciar un fallo soberano sobre la materia. Diremos de paso que el San Antonio, igualmente atribuido á Murillo, por tener las señales de algun otro maestro grande, y que presenta ciertas partes imperfectas no deja de ofrecer, si no nos equivocamos, todos los caracteres de una muestra de la mas alta escuela española. Vamos ahora al trabajo de nuestros queridos contemporáneos. Noel ha presentado un paisaje de Bretaña cuyas calidades como perspectiva, dibujo y colorido pertenecen á la pintura elevada. ¿Quien no se adelantaria, engañado por la perspectiva hácia la tela, para pasear á la sombra de esos árboles tan distintos y tan vigorosos? Quien no se sentaria con el pensamiento hundido á la orilla de ese riachuelo tan plácido en apariencia que oculta debajo de sus ondas sin arrugas cadáveres y mas cadáveres humanos. En efecto aquel sitio célebre en las guerras civiles de la Bretaña ha visto luchas encarnizadas y devorado soldados de ambos colores entre sus llanuras verdes y floridos [sic]. Pero siguen frondosos los árboles, las praderas florecen á cada primavera, los pajaros cantan y gozan sus efimeros amores y merced al contajio [sic] del ejemplo apercibimos precisamente entre los accesorios del cuadro una pareja enamorada que se va con las dos manos alzadas, lejos, lejos, sin reparar el tiempo ni el camino entre las sombras de esos robles gigantes: Dios y la Virgen guarden à los novios aldeanos! Ahora diremos con toda lealtad à nuestro amigo Mr. Noel que encontramos tal vez una inundacion de luz en el primer plan de la obra: eso no es crítica, sino sencillo parecer, y no se puede ofender el artista á quien se le reprocha haber sacado acaso en un momento de entusiasmo demasiados rayos al astro creador. Si venimos del paisaje al retrato, admiraremos con entusiasmo la cabeza del moreno por Manzoni. Es una obra cuyos pormenores llenos de maestria revelan en todo su esplendor la gran escuela de los coloristas; entre tanto no nos gusta sobremanera el reflejo rojizo de la mecha en la cara del moreno y creemos que ese mismo reflejo resaltando en una escena nocturna tendria bastante vigor. Con todo, la cabeza del moreno constituye un resultado grandioso como lo alcanza siempre el pincel de Manzoni. Mencionaremos la aparicion en nuestra escena artística de un jóven sevillano el Sr. Biafrecha y Fuentes. Este caballero ha espuesto una vision de San Juliano que demuestra estudios profundos, animo, intelijencia [sic] y la adquisicion de un colorido ya poderoso. Ahora esa composicion, segun nosotros, encierra demasiado[s] personajes y pormenores con relacion á la estension del lienzo, lo que se opone à la fluidez y al movimiento soñado que requiere sobre todo aquellas obras místicas. Entretanto [sic] las partes mas dificiles como les raccourcis son perfectamente ejecutadas, y no vacilamos en vaticinar un gran porvenir á ese jóven que, segun nos han dicho no pasa de veinte años, si quiere, sobre todo, contraer durante algun tiempo sus esfuerzos á composiciones sencillas. Como lo ha dicho un filósofo escribiendo sobre pinturas. La imitacion debe empezar la obra, el génio vendrá despues y se manifestará con toda su fuerza. Entonces nos despediremos de las artes hasta la semana que viene."
Ayudas para la búsqueda
Seccion de variedades;1464;p2_c5-6;A
Existencia y localizaciòn de originales
Biblioteca Nacional
Nota del Archivero
Descripción realizada porDiana Murad
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La Tribuna (agente productor)