El monumento conmemorativo levantado por la Municipalidad en el cementerio del Sud.

Componente, AR/UBA/FFYL/IHTA/CCBDAA2_2197
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Fecha
;20/01/1878
Alcance y Contenido
Luis B. Tamini;"En un artículo anterior, después de recordar algunos episodios de la fiebre amarilla del 71, analizamos el carácter de este cementerio, deteniéndonos particularmente en la interesante fachada de su edificio. atravesemos ahora rápidamente la gran portada, despidámosnos con la última mirada del triste enhilado de frontones que coronan las cornisas, como buhos soñolientos que aguardaran el crespúsculo, y penetremos en la avenida principal plantada de paraísos y cipreses"[...]"...antes de llegar al monumento y de paso repasaremos en los estilos arquitectónicos á que se sujetan. El mayor número de mausoleos pertenecen á ese estilo moderno que por tomar de la arquitectura antigua todo lo que es armónico se ha dado en llamar ecléctico. Su escollo es la profusión y nosotros no la sabemos vencer todavía, ni aun en el campo santo.¡A más, como a él pertenecen casi todos nuestros monumentos, nos es familiar, y necesario fuera que un verdadero talento artístico le pusiere su sello y para que cautivara o quizás tan solo llamara la atención. No sucede así con otros sepulcros, que aunque revelan la misma pobreza de arte, poseen el hechizo de su estrañeza: son principalmente, ya deliciosas imitaciones de capillas góticas, ya de aquellos monolitos egipcíacos, trasunto imperfecto de las tumbas abiertas en la roca viva.Mil otros más son obra del capricho y sólo el capricho debe juzgarlos.La capilla gótica con sus atrevidas y afiladas torrecillas, de base siempre estrecha para que resalte la altura, con bóvedas que se encumbran en alas de la ojiva, y columnas que parten á los capiteles, rápidas como proyectiles, tiende toda a desprenderse de la tierra, es de aspiring character, como dicen los ingleses.En el lenguaje simbólico de las tumbas, es el indice que apunta al cielo, el cimbalilillo que nos llama a la oración. Los rayos de la luz quebrándose en los cristales coloridos de sus rosetones, difunden por el santuario una penumbra que es recogimiento, fervor y misterio. Es el templete gótico el más expresivo de los sepulcros, pero no el más elocuente. Al visitar el Cementerio del Sud busquemos cuatro muros en escarpa, bajos, del todo macizos, que sostienen con ímpetu a un techo que completa el tronco de pirámide. Su planta es tan ancha que no tiene todo el sarcófago más altura que esa longitud. Un solo claro presenta, es una puerta también más ancha en la base que en la cúspide, puerta de la que se diría que echa raíces en la tierra, como si tuviera que sostener un empuje interior. Esta arquitectura responde a la idea de duración, de eternidad, de indestructibilidad, que los egipcios simbolizaban en todos sus monumentos.Si considerable es la base, si los muros son de un espesor profundo, si todo el edificio propende á terminar en punta, es porque obstinado con el tiempo como mole de granito, debe guardar incólumes á momias, que volverán á ser animales por las almas despues de algunos siglos de transmigración.La sola fé que tenían los egipcios en la inmortalidad del alma, engendró este estilo: pretendían que las obras de sus manos tan duraderas fueran como los fallos de la muerte. Es estilo primario y grosero, porque acusa con violencia a la fuerza y mas que á todo impresiona á los sentidos.El monumento conmemorativo, erigido en obsequio de las víctimas ilustres de la fiebre amarilla del 71, se alza en el centro del cementerio. creemos que dedicado a objeto tan pío, siendo recuerdo de los momentos más solemnes porque ha pasado hasta ahora Buenos Aires y el único tributo que una justicia póstuma e ingrata pagó a memorias tan caras, debió recurrirse al mármol ó al bronce y no componer un disparatado grupo en terra-cota con el cual, á nuestro entender, han hecho blasfemar al arte.Esas víctimas, héroes de una virtud que hoy tanto retumba y que ellas si conocieron porque la ejercieron á pesar de la muerte, se apagaron, no como el jeneral (sic) ó gefe (sic) de partido sintiendo ya en sus hombros el rozo del manto escultural, sinó en las tinieblas; y en tinieblas vivirán, porque la cortesana historia es urna transparente para los grandes, que no son siempre los mejores y ni el epitafio cuenta de los pequeños que suelen ser los primeros.Y con todo todavía torturan á sus manos con esa horrible profanación, ese portento de fealdad ante el que su memoria evocan y del cual tentando traducir la primera impresión que nos ha producido, con la energía que sentimos, no podemos menos de decir que escupe al Cementerio.La Municipalidad mandó levantarlo para perpetuar y no lastimar el recuerdo de los que murieron en la última fiebre amarilla, despues de haber prestado servicios eminentes á la población. Es de creerse por consiguiente, que ella discutiría un proyecto cualquiera de él y que la responsabilidad de su invención y la crítica de su ejecución, pues que pudo rechazarlo si le pareció mal modelado, deben rozar mas con ella que con el mecánico que inconcientemente ejecutara la obra.Mas adelante, empleando el vocablo artista, dámosle sentido colectivo, comprendiendo á todos los que tomaron parte en ella. Entremos pues a examinarla, con todo el nervio y valor que se requiere para ojear de cerca á un monstruo peligroso.La figura principal del grupo, es una colosal matrona, cuya cabecita fenomenal, nos explica el opulento desarrollo de sus formas. Cuando la escultura antigua quiso representar á la fuerza en reposo, esculpió a un atleta apoyado en su maza y sobre su potente musculatura, echó á rodar una cabeza diminuta. Es el Hércules Farnesio¿Este contraste tan sabio, que es el del pensamiento y la fuerza, habrá sido el objetivo de nuestro artista?. Seguramente no.Parece que mas altivo que aquel escultor que decía el mármol tiembla delante de mi, piensa que su barro es el de Prometeo y tenta animarlo con esa lumbre del cielo que inflama á las almas cristianas, la caridad Como desestima la expresión, recurre á los atributos y pone en la mano de un niño que la displicente matrona presenta con suma gravedad al público, una rebanada de pan.Pobre niño, allí se ve por una mueca de terror que descompone su semblante, que teme mucho a los apestados, pero su valerosa mamá le estimula aplicando una mano a su espalda, como si le pellizcara a hurtadillas.Esa rebanada de pan resuelve el enigma del esfinge; es el hallazgo de precio que hará en todo tiempo honor al artista.En ella está el significado profundo y toda la elocuencia del grupo: habla como la pátera en la mano de Júpiter, como la amapola en la de Céres, como el espejo en la de Venus o mejor aun, habla como aquel letrero preciso y neto, que el pintor de Cervantes puso al pié de su poco inteligible copia: Este es un gallo.¡Sublime idea cuyo valor no ha sido enaltecido bastante pues, con estrecho abrazo confunde en el campo de una tela, lo que pareció hasta entonces dispar, el alfabeto y el color! Mece el brazo izquierdo del coloso, como la ola juega con el corcho á un segundo niño que es otro hallazgo feliz.Lactante aun, parece demostrarlo su desnudez y la posición en que se halla, ya lleva una musculatura de tan alto relieve, que haría favor á la mas bella carnación de un atleta : á mas, su carita infantil nos engaña con una apariencia de decrepitud que por cierto, no es la mayor de sus gracias. ¡Adorable bambino! ¡Milagros también de la plástica, pues ese niño va a comenzar el ciclo de la vida con un bastón en la mano y cuando sus contemporáneos se caigan de viejos el recien tetará !.Si su autor hubiera vivido catorce siglos ántes (sic) de Jesucristo, Edipo no resuelve el problema del esfinge griego ¿como aplicar la solución que dió, conocida de todos los escolares, á ese niño invertido ó viejo trastocado?. Aún mas, Edipo no se casará con Yocasta, ni por consiguiente reinaba en Tebas, Sófocles hubiera carecido de tema para sus dos célebres tragedias, que falta habrían hecho á Voltaire para imitarlas.¡Cuanto deben a nuestro artista, el arte, la civilización y la dinastía tebana!.Hay que confesar que estos dos chicuelos embarazan notablemente a la matrona. Y al segundo; al que no lleva rebanada de pan, ¿que misión hale impuesto el artista?. No podemos explicarla a menos que, como la jactanciosa Niobé, quiere su mamá hacer gala de su numerosa prole. Debe existir en algun sitio de París una estatua del célebre anatomista Bichat, hombre filántropo, hasta con su propia cabeza, á la que también testó dejándola para la mesa de disecar de un hospital.De pie sobre el pedestal, el caritativo médico considera con ternura á un niño escuálido, de rostro demacrado que forma grupo con él. Aunque no sea permitido jugar con los sexos, supongamos por el momento a Bichat metido en el chiton y envuelto con el vasto peplos de nuestra drama (sic); habremos reproducido así el grupo del cementerio del Sud. Ménos, es cierto, el niño que ella lleva en uno de sus brazos; pero sucede que esta criatura obsta a nuestro simil, como estorba y sobra en aquel grupo.¿Debemos creer que a tan tierno infante, se le hace desempeñar un papel impropio de su corta edad, que sirve para encubrir un hurto?. No, bien seguros podemos estar que el artista nada hurtó por no haber dado con cosa que mas valga, hurtóle á algun genio maléfico, su inspiración y todos los secretos de su arte.Si fue su mente presentar con aquel grupo a la caridad en el mas santo de sus ministerios tendiendo la mano al huerfano como á debil arista que se arrebata á la hoguera, pocos nos parecen dos niños prendidos del traje talar de la dama y aquí el número es de importancia capital, porque claro es que cuantos mas fueran los huerfanitos salvados, tanto mas rico se mostrara el temple caritativo.Debió pues nuestro artista, ya que no le quedaban brazos que ocupar, imitando á aquellas madres de ciertas tribus, suspender por medio de una vincha que ciñera la frente de la matrona, un chicuelo mas ó dos si fuera posibleNunca nos podrá objetar que si tal cosa no hizo, a causa fue de la escasa complexion de la señora pues no hay tal, presentar sus formas modelado tan macizo y vigoroso, como no se encontrara igual, ni aun en la talla tan jactada del indio patagon. ¡Hércules disfrazado de mujer en la corte de la reina Onfale, no traicionó talante más viril!¡Míseros los muertos amigos del bello sexo, condenados a espiar con ojos ávidos, atractivos tan diabólicos!.¿Y que decir de la nariz de la espeluznante matrona, roma por equivocar la clásica; qué de la copiosa cabellera cayendo sobre los hombres (sic) en lluvia torrental de rizos y guedejas?.¡Sin duda alguna cuando la bacante antigua, desataba sus trenzas para echarlas flotantes al viento, desceñía la cintura y tremolando el tympanon corría enardecida á las fiestas dionisíacas; sin duda alguna, por mas desenfrenada que fuera su manera de pensar, no creyó jamas apostarse en estatua de la caridad!.Luis B. TaminiSi considerable es la base, si los muros son de un espesor profundo, si todo el edificio propende á terminar en punta, es porque obstinado con el tiempo como mole de granito, debe guadar incólumes á momias, que volveran á ser animadas por las almas despues de algunos siglos de transmigracion.La sólida fé que tenían los egispcios en la inmortalidad del alma, engendró este estilo: pretendían que las obras de sus manos tan duraderas fueran como los fallos de sus dioses.En nuestros cementerios es un anacronismo, no por eso deja de imponer y al reves de lo que significaba en Egipto , parece que protestara contra los fallos de la muerte. Es estilo primario y grosero, porque acusa con violencia á la fuerza, más que á todo impresiona a los sentidos.El monumento conmemorativo, erigido en obsequio de las víctimas ilustres de la fiebre amarilla del 71, se alza en el centro del cementerio. Creemos que dedicado a objeto tan pio, siendo recuerdo de los momentos mas solemnes porque ha pasado hasta ahora Buenos Aires y el único tributo que una justicia póstuma e ingrata pagó a memorias tan caras, debió recurrirse al mármol ó al bronce y no componer un disparatado grupo en terra-cota con el cual a nuestro entender han hecho blasfemar al arte."Esas víctimas, héroes de una virtud que hoy tanto retumba y que ellas si conocieron porque la ejercieron á pesar de la muerte, se apagaron, no como el jeneral (sic) gefe (sic) de partido sintiendo ya en sus hombros el el rozo del manto espiritual, sinó en las tinieblas , y en tinieblas vivirán, porque la cortesana historia es urna transparente para los grandes, que no son siempre los mejores y ni el epitafio cuenta de los pequeños que suelen ser los primeros."
Ayudas para la búsqueda
p1_c4;A
Existencia y localizaciòn de originales
Archivo La Nación
Nota del Archivero
Descripción realizada por Graciela Scocco
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La Nación (agente productor)