Fecha
;05/09/1880
Alcance y Contenido
Paul de Saint-Víctor;¡Bendito sea el aldeano griego cuyo arado exhumó la diosa enterrda hacía dos mil años en un campo sembrado de trigo! Gracias á él se ha elevado la idea de la belleza á un grado sublime; gracias á él el mundo plástico ha encontrado su reina, A su aparición, ¡cuántos altares hechos pedazos, cuántos prestifos desvanecidos! Del mismo modo que en el templo bíblico caen por tierra los falsos ídolos, la Vénus de Médici, la Vénus del Capitolio, la Vénus de Arlés, se humillan ante la Vénus dos veces victoriosa, que las redujo al alzarse á desempeñar un papel secundario. La mirada humana no abarcó jamás forma mas perfecta. Su cabello, negligwentemente alissado, ondula como las olas de un mar en calma. La frente resatla bajo las ondas del cabello, ni alta ni baja, sino como debe ser el sitio en que se aloja un pensamiento, único, inmutable. Los ojos se hunden bajo el arco correcto de las cejas, que les fan sombra, hiriéndolos con esa sublime ceguera de los dioses, y quitando de ellos la luz para esparcirla por todas las demás partes de su ser, La nariz se une á su frente por ese rasgo derecho y puro que es la verdadera línea de la belleza. La boca entreabierta, hundida en los extremos y arrimada por el claroscuro que sobre ulla proyecta el lábio superior, exhala el interrumpiso sliento de las vidas inmortales: Su ligero movimiento acusa la graciosa redondez de su barba, marcada con un imperceptible hoyuelo.Irradia la belleza de esa cabeza divina, y se esparce por todo el cuerpo como si fuera una claridad, El cuello no efecta esas marcadas inflexiones del cuerpo que la estatuaria profana imprime á sus Vénus, Es derecho, firme, casi redondo, como el fuste de una columna que soporta un busto. La estrecha espalda desenvuelve por su contraste, la armonía de un seno digno, como el de Elena, de servir de modelo para un cáliz; seno dotado de una virginidad eterna; seno que no ha ajado el amor con sus labios; seno en el cual podrían mamar los catorce hijos de Niobé, sin alterar la perfección de su entorno.""El torso presenta esos planos codenciosos y naturales que marcan las divisiones de la vida; la cadera derecha, colocada dulcemente merced á la indicación de la postura, prologa su contorno bajo los paños próximos á deslizarse á sus pies, que la rodilla, adelantada un poco, deja caer en magestuosos pliegues.La belleza sublime es la belleza inefable. Tan solo la lengua de Sófocles y Homero es digna de celebrar esta Vénus real; tan solo la amplitud del ritmo helénico puede modular, sin degradarlas, estas formas divinas. ¡Con qué palabras expresar la mejestad que revela este mármol tres veces dsagrado y el atractivo mezclado de espanto que su contemplación inspira, y el ideal soberbio y puro que revela! La ambigua fisonomía de las esfinges es menos misteriosa que esta cabeza tan jóven y en apariencia tan cándida. De un lado, su perfil marca una exwuisita dulzura; del otro, la boca aparece contraída y la mirada adwuiere la oblicuidad de un desdeñoso desafío. Miradla de frente: su tranquila fisonomía solo expresa la confianza en la victoria y la plenitud de la felicidad. La lucha solo ha durado un instante; de una mirada, Vénus saliendo de la espuma, ha medido su imperio. Dioses y hombres se han apresurado á reconocerle. Ha puesto el pié sobre la plaza, y se expone medio desnuda á la adoración de los mortales.Pero no es esta Vénus la frívola Vénus Chipria de Anacreonte y Ovidio, la creada por el amor de Eriro á la cual se inmolaban los pájaros; es la Vénus celestial, la Vénus victoriosa, siempre deseada, nunca poseída, absoluta como la vida, cuyo fuego central reside en su seno invencible como atracción de los sexos, cuyos misterios preside; casta como la belelza eterna que personifica. Es la Vénus que adoraba Platón, y cuyo nombre, Vénus victria, dió César por consigna á su ejército la víspera de Farsalia. Es la llama que crea y que conserva, el la instigadora de las grandes cosas y de los proyectos heróicos, ees lo que hay de mas puro en las afecciones humanas; el alma de los sentidos, la chispa creadora, la partícula sublime mezclada á la aleación de las pasiones groseras; todo eso le pertenece por justicia. Todo lo demás es patrimonio de las Vénus vulgares, copias profanas de un tipo, que se adornan con sus atributos y usurpan su pedestal. Algunos creen que el pié mutilado de la Vénus de Milo reposa sobre un globo; este símbolo completaría su grandiosidad. Los otros gravitan cadenciosamente alrededor de la Vénus celeste, y el mundo rueda armonioso á sus piés..Se ha atribuido la Vénus de Milo a Praxíteles. Borremos este nombre del pedestal. Praxíteles tomaba de cortesanas sus modelos, y suabizaba el mármol divinizado por Phidias. Su Vénus de Guido inflama la Grecia, de impuro ardor. Contemporánea del Parthenon, la Vénus ne Milo nació como los héroes y los dioses de aquel ttemplo, de una concepción ideal. En ese mármol augusto no hay un átomo de carne; esos rasgos grandiosos no reflejan ningún parecido; ese cuerpo, en el que la fureza se viste con el traje de la gracia, acusa la genereación del espíritu. Salió de un cerebro viril, fecundado por la idea y no por la presencia de la mujer. Pertenece á un tiempo en que la estatuaria representaba tipos sobrehumanos y pensamientos eternos.¡Oh, dios. <
Ayudas para la búsqueda
Variedades;p1_c3-4;A
Existencia y localizaciòn de originales
Academia Nacional de la Historia
Nota del Archivero
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