Fecha
;12/09/1880
Alcance y Contenido
Paul de Saint Victor;"Las momias(Traducido especialmente para La Nación)El paganismo helénico consume al cuerpo sobre una hoguera triunfal, del cadáver hace una hermosa llama. El hombre se disuelve como el diamante son dejar tras sí ninguna de las escorias de la destrucción. La muerte no aparece en el bello clima de la Grecia sono bajo su forma más ligera. Ellas apaga la vida como la antorcha simbólica que sus génios fúnebres apalstan con el pié, y que espira en una blanda humareda. Entrega sus restos al elemento que borra y purifica; pero solo extrae de ellos un residuo diáfano, casi aéreo, un puñaso de blancas cenizas: el polvo de las alas de la mariposa Psyché.El judaismo y el cristianismo tratan mas duramente el despojo humano, devuelven la carne á la tierra, lo arrojan desnudo y sin defensa á los gusanos de la tumba. Job dice á la podredumbre: ´Vosotros sois mis hermanos y mis hermanas´.El Egipto solo ha pretendido luchar contra la destrucción. Ese cadáver, que los demás pueblos entregan á la tierra que mancha ó al fuego que devora, es saturado por él de incorruptibles perfumes encadena bajo bandas delgadas su forma precaris, y, secuestrándolo, lo aranca á las metamorfosis de la corrupción. Del muerto hace una Momia; es decir una estátua amasada en un montón de bálsamos.Es un fenómeno característico, el de ese pueblo ocupado durante siglos enteros en embalsamarse a sí mismo, en ahondarse eternos sepulcros. Penetread en el barrio fúnebre de Thebas: la ciudad de la muerte se muestra en medio de la ciudad viva, silenciosa como un sepulcro, activa como un laboratorio. Salas inmensas se suceden en ellas, su perspectiva prolongada son término parece perderse en la eternidad. Allí, bajo la vigilancia de lúgubres sacerdotes, ceñidos de pieles de panteras, adornadas de caretas, la casta de los embalsamadores se entrega solenciosamente á sus fúnebres trabajos. Allí, millares de cadáveres, elaborados por manos expertas, se elevan lentamente á la dignidad de momias, pasando por todas las fases de la crisálida transformada y de la estátua pulida. Unos, ya sin entrañas, son llenados de aromas, otros son sumergidos en un caldero de betun. Estigia lustral que debe hacerlos invulnerables á la corrupción. Estos se alrgan bajo espirales de tiras delgadas; aquellos ya dentro de su vaina de cartón, solo esperan el pincel del escriba y el barnizador.La ciudad fúnebre tiene sus gerarquías; las momias tienen su aristocrecia, su burguesía y su plebe. Un grupo de peluqyeros, de pintores y de joyeros se dedica al cuerpo del rey, del sacerdote y del potentado, le ponen cabello postizos, pegan en la parte inferior de su rostro la barba trenzada, y colocan ojos de esmalte en las cavidades de sus caretas; lo adornan, para entrar en la tumba, como para entrar en la cámara nupcial de una Divinidad. Este tocado fúnebre aun es mayor con las mujeres de delicadeza y de lujo; tienen si gineceo en la ciudad mortuoria, y sus formasencantadoras, pulidas por manos artistas, se metamorfosean en una vaga mezcla de perfumes y joyería. Se doran sus senos como copas, sus dedos como anillos, sus labios como collares. El embalsamador las esculpe con graciosas castas actitudes; con todas cruzan piadosamente los brazos sobre el pecho. Hay otras que velan con ambas manos los misterios de su belleza: Venus de Médici del sepulcro! Mas conmovedora aun, una madre exhumada en Tebas oprime sobre el coraxón una pequeña momia de niño recién nacido. Aquí el embalsamamiento sobrepasa la escultura. No es en la materia insensible, es en la vida misma, es en la carne, en lo que sufrió y lo que palpitó, en lo que se ha tallado ese grupo maternal.Las momias se segunda clase están encerradas en cajas, menos ricas y bajo sudarios mas ordinarios; los pobres y los esclavos, empaquetados apuradamente en canastas de ramos de palmera. Se ha comparado á menudo á las biliotecas con cementerios. aquí podría tomarese en sentido inverso la comparación y aplicarla extrictamente á la necropolis egipcia. ¡Acaso no son libros esas momias pegadas á lo largo de los muros, en sus sudarios de papiros y sus estuches cubiertos de escrituras y jeroglíficosd? Unas, magníficamente encuadernadas, refieren las glorias de la reyecía y los misterios del secerdocio; otras, revestidsas de cartonajes vulgares solo encierran los secretos de la vida común. las últimas, en fin, atadas y bajo una vil cubierta, solo muestran la miseria y la desnudez de la esclavitud perpetuadas mas allá de la tumba.Pero hay una igualdad que el viejo Egipto reconoce: es la de las conservación en la muerte. El embalsamamiento es patrimonio del pobre como del rico; el esclavo que trabaja bajo el látigo des inspector por un salario de tres hongos crudos, tiene la pirámide como el Faraon que la hace contruir para alojar en ella su cadáver. Los inválidos, los leprosos, los seres deformados por la alefantiasis no escapan a esta salmuera implacable; tienen su puesto en la ciudad fúnebre, en que hay embalsamadores especiales que salan y preparan las carnes purulentas. El feto mismo se momifica; lo que no ha vivido quiere sobrevivir. ¡qué digo? esta locura sagrada franquea el reino animal, se extiende a las bestias, á los pájaros, á los peces, á los insectos, á lo que pasó por el mundo son dejar otras huellas que un surco sobre la arena, que un nido sobre la rrama, que una estela sobre las olas del Nilo. Si embalsamamos los gaatos, los perros, los cocodrilos, las ratas, los escarabajos, las musarañas, los huevos de serpientes. La mas pequeña, la mas fugitiva gota de vida, fijada por una atmósfera de aromas, se cristaliza y eterniza. El Egipto se revela contra la ley de la naturaleza en cuya virtud todo vuelve á entrar, todo se disuelve en la química universal que venera la materia; acepta la muerte, pero le prohibe destruir, A su fuerza de corrupción pone una farmacia enérgica, un escarnizamiento secular, una teología que pof¿drá definirse: la higiene sagrada del cadáver!.¿Pero dónde amontonar esas generaciones inmóviles que ocupan, después de su muerte. el sitio que ocupaban vivas? El Egipto no retrocedió ante el problema; ese pueblo embalsamador se hizo sepulturero; inventó una arquitectura subterránea que repetía, pero agrandándolas, las enormidades de su arquitectura exterior. Imaginad un hombre cuya mirada atravesara la tierra, tendría, en Egipto, la temible visión de un mundo subterráneo correspondiente al mundo de fuera, diez veces mas vasto, cien veces más profundo, mil veces mas poblado. Cada ciudad se repercute en necropolis. cada casa oculta un pozo mortuorio bajo el pié de cada hombre que pasa se extiende, como raiz en las entrañas de la tierra, una fila superpuesta de momias cuyo extremo se sumerge en profundidades insondables. El Egipto no es mas que la fachada de un sepulcro inmenso, sus pirámides son mausoleos, sus montañas son enjambres de tumbas. el terreno f¿dá un sonido hueco esn sus llanuras, epidemias de vida estendida sobre un osario gigantesco. Para alojar sus cadáveres se ha transformado á sí mismo en cementerio, en cierto modo, parece haberse dedicado á la muerte.El ejemplo hablaba muy alto; desde que un Faraón subpia al trono, se principiaba á contruir su tumba; se trabajaba en él, el espacio de su vida; la altura ó la profndidad de su sepulcro en relaci´pn con la duración de su reinado. Cada día veía agrandarse su pirámide ó alrgarse el hipogeo que debía encerrar su momia. La muerte era el único horizonte de esos hombres sacrificados á las ideas, á los trabajos póstumos. Recorred los hipogeos sacerdotales ó reales, ahondados en el espesor de as montañas, atravesáis sombrías y espléndidas filas de cuartos, de salas de galerías, en que millones de manos se han gastado tallando las piedras, pintando los nuievos, desarrolando en la rocxa interminables lienzos de geroglíficos. Los juegos. las cazas, los festines, las batallas, todo el poema de la vida, esculpido y colocado con elegancia grandioza, está amortajado es esas catacumbas; y ese lujo del arte solo sirve para recrear los ojos de esmalte o de cartón pintado de una momia. Los pintores y los escultores que los han decorado desde la base hasta la cúspide. han trabajado para la noche y para el silencio. Apenas había tomado el cuerpo posesión de ellos, cuando la puerta desaparezca bajo moles inmensas de granito. La montaña volvió á cerrarse sobre el palacio fúnebre, y ella lo devoraba en cierto modo, lo digerís, lo asimilaba á su masa infecunda. Solo existía desde entonces en la mapa de los sacerdotes, únicos geógrafos del mundo sepulcral.Si ese mundo misterioso hubiera guardado su secreto, si los explotadores no tuvieran el objeto de las hienas para descubrir las tumbas escondidas, y si el Egipto, inviolado hasta entonces, abriera súbitamente el catafalco á que su superficie, sirve deportada, que espectáculo se ostentaría al mundo de los vivos! Cuarenta siglos embalsamados! un juicio Final de momias! la historia humana y la historia natural de las generaciones de hombres y de animales que, desde los Reyes Pastores hasta los Ptolomeos. pisotearon el suelo del Delta, milagrosamente conservadas! Hé aquí á Sesostrisn y hé aquí á José! Ese cocodrilo adornado de zarcillos era adorado en Minfis.El incienzo ardía ante este ibis á quien el tiempo no ha quitado una pluma. Colocada la mano sobre ese sudario bordado de perlas: bajo él palpitaba el coraxón de Cleopatra. Y el áspid que mordió su brazo rubio como el ámbar, levanta al lado de ella su cabeza acerada! Por el perfume que axala diríase que sale de su cesta de higos y de flores.¿Cuál fue el principio del fetichismo mortuorio que caracteriza á la raza egipcia? Es necesario preguntar á su mitología el sentido de sus estraños funerales. Según la doctrina de sus sacerdotes, el alma dependía del cuepo, aun después de su separación. Ella lo reflejaba de lejos en sus encarnaciones sucesivas; elal sentía al través del tiempo y el espacio sus mutilaciones y sus manchas. Su individualidad espiritual se hallaba en relación con la integridad de su despojo material, De allí esos cuidados infinitos al cadáver, y la inviolavilidad que se le atribuye. Es la prenda que el homenaje deja tras sí al partir para el viaje desconocido, su fianza, lo que responde por él, la hipoteca de su destino.Añadid á esta razón omnipotente la piedad de los muertos exagerada. Virtud sin duda, pero virtud fatal cuando se axalta hasta el fanatismo. Ese culto de la muerte fué la plaga histórica del Egipto, plaga más terrible que aquelas con que la azotó Moisés. Muy mala es la escuela del sepulcro; enseña la inmovilidad, el aniquilamiento, el sueño. Un pueblo cae pronto en la decadencia cuendo no hace mas que subir y bajar las escaleras de la tumba. Que ensaya un progreso, que busque una nueva salida, que traspase el límite prescrito, y encontrará, formados enm batalla, todo un ejército de mómias para rechazarlo. ¿Acaso es mas sabio que sus antepasados que lo miran tan gravemente, con sus ojos cargados de siglos, y cuyo cuerpo, cargado de geroglíficos se identifica al dogma que vá á infringir?...Se escapa á la doctrina oral, inmemorial, desvanecida en los hombres que en otra época la represenytaban en la tierra; pero, cómo desafiar la tradición enbalsamada, empajada, palpable y que simula la vida? Vuelve a entrar, viejo Egipto, en el surco ahondado por el buey que tu pueblo adora, y qie smboliza su triste rutina. Vuelve á tus viejos ídolos de cabezas de gavilán ó de mono, mientras que los Dioses encantadores y soberbios que ellos han engendrado son saberlo derraman sobre el mundo la vida, la libertad, la luz! Talla esfinges de paz, mientras que Fidias esculpe en el mármol del Pentélico las divinidades del heroismo y de la sabiduría! Inscribe penosamente á martillazos sobre tus obeliscos manuscritos sagrados, á la hora en que Homero canta en las sendas de las Cíclades, en que la palabra de Platón revolotea en la Grecia sobre las alas de las albejas que visitan sus labios! Héte preso en el círculo de la inmóvil serpiente que se muerde la cola alrededor del cuadrante eterno! Tu pasado momificado ofusca tu porvenir. Juega, pueblo-gnomo, con esas muñecas fúnebres que erpetúan u infancia; barniza sus caretas, pinta sus ojos, colora sus vainas con las figuras ue prescriben los ritos; adormécelos en sus sarcófagos murmurando las letanías ininteligibles que sussacerdotes te han enseñado ¡Silencio, sobre todo, atrás la poesıa, la filosofía, la elocuencia! el último de los sacristanes de Isis sbe más que ellos... Se habla despacio en el país de las tumbas!Y luego, de todas las formas de sepultura, el embalsamamiento es la mas chocante. Esta ridícula parodia de la vida oprome la inteligencia; esta ficticia perpetuidad del cuerpo parece negar la inmortalidad. Me parece ver las alas del alma, solidificarse e los aromas viscosos; me parece verla sellada en los lazos que rodean al cuerpo! ¿Cómo puede dejar tras sí una cosa ran ligera, un despojo tan pesado? Vale mil veces as el aniuiamieto aparente de la forma humana que su conservación tan artificial y tan horribl! Ciertamente, comprendo el temor que onspiran las tristtes imágenes de la destrucción; comprendo que los ojos del amante ó los del hijo vean con horror la lenta disolución del sr amado, al través de la tierra que lo cubre. Envidio aquella llama de la pira giega que quemava la prsión para liberta la cautiva, y que levantaba el cuerpocomo un águila de apoteosis antes que la podredumbre hubiera tenido tiempo de acercarme á él. Háste extaño los funerales, crueles e apriencia, de esas tribus guerreras que, tmiendo manchar el seno de la tierra si deposita en ék el cadáver, lo coloca sore una roca donde sirve de pasto á los pájaros de presa.Cuál es, pregunta Zoroastro á Ormuzd, e el Zeud Ovesta, la tercer cosa que disgusta ´esta tierra que habitamos y que le impide sernos favorable.Ormuzd respondoó: Es, después de haberla nivelao, construir una tmba para encerrar lo cadáveres de lod hombres. Cuando un hombre muere, añade el Zeud Avesta, en los valles en que están situadas las ladeas, los pájaros se precipitan de los alto de las mntañas, descienden á las abruptas gargantas y se levantan á la cumbre de las montañas. Su pico, duro como la almendra lleva á la carne muerta y á la presa sobre las rocas. De esta mnera el cadáver del hombre es trasportado dese el fondo de los valles hasta la cúspide de los montes.Esos funerales aéreos tienen grandeza y poesía. ¿Quén no prefiere l devorante mordedura de los cuervos, al lento trabajo de los gusanos dek sepulcro?. A falta de la llama que disuelve y transfigura, ¿qué trasformación mas rápida de la vida? El cuerpo dispersado toma las alas del pájaro, sub en ella hacia las cimas, se sumerge en el éter, participaá la vida de las regions sublimes. El héroe de una canción griega se regocija de ser devorado por una águil:, `Devora, ave, apaciéntate con mi fuerza, deora mi valor; tus alas se agrandarán y s afilarán tus garras!Pero en fin la tierra acaba por purificar como el fuego; como eñl, á la larga, nos reduce á cenizas. Esta forma muert que la imaginación exhuma co terror, se abrirá, se empeueñece, se desvanece por grados del mundo visible; a sus rasgos desfigurados se instituyen pronto las lineas ideales; los fugaces contornos de una aparición ... Vedla posesionada de las regiones la memoria y de las sombras! El espíritu la evoca del mismo modo que concibe la idea ó el sueño ¡Qué bell y conmovedora es esta metamorfosis y á sis lado qué grsera parece la perpetuidad del embalsamamiento! ¿No es dotr d pueril importancia á nuetra efigie efímera, restaurarla cuando ha perdido su valor? Y qué! se bora la belleza, se marchita la juventd, se desgarra su vestido carnal á cada vuelta del camino, y el hombre se encarniza en disputa á la nada los restos de la enfermedad ó de la vejez, o que ni siquiera es la careta o el traje de la vida! ¡ Bello espectáculo para el alma que acaba de abordar el mundo eterno, el ver secarse durante siglos y siglos en la otra orilla, el harapo que acaba de dejar!Esos mausoleos egipciós que hacinan rocas, para enterrar á una momia, idignan el espíritu por su hipébole. La tumba no debe aparterse desmesuradamete de la estatura humana; el cuerpo es limitado, si el alma es infinita. El mundo no basta para contener la memorai de un héroe, pero es demasiado su ment para encerrar su cadaver. ¿Encierra la gran Pirámide el esqueleto de Leviatán ó las osamentas de un Faraón?. Quot libras in Alexandro.Una urna, una cruz negra, un turbante esculpido, sobran para quien vivió algunos días.He encontrado en el cementerio de Nurenberg una tumba as grande á mi modo de ver que todos los hipogeos del Egipto, con los colosos que los custodian, y los panegíticos grabados en sus paredes. Es una simple losa en donde está escrita esta sola pañabra:Resurgam. Volveré a levantarme! Grito sublime arrojado por una piedra desduda, por un féretro despedazado, por osamentas convertidas e polvo, pero que afirma la inmortalidad mas alto que las pirámides, los sarcófagos y las momias indelebles del antiguo Egipto!...(Hommes el Dieux)
Ayudas para la búsqueda
Variedades;p1_c2-4;A
Existencia y localizaciòn de originales
Academia Nacional de la Historia
Nota del Archivero
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