[VACÍO]

Componente, AR/UBA/FFYL/IHTA/CCBDAA2_2567
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Fecha
;09/10/1880
Alcance y Contenido
Arsenio Housaye;"RubensRubens es un génio épico como Homero y Zeuxis, como Dante y Miguel Angel.Lo que ha dicho Cicerón de Homero, lo que ha dicho Aristóteles de Zeuxis puede aplicarse algunas veces al soberano artista de Flandes.Si, tenía los ojos del águila, prefería lo sobrehumano verosímil á lo verdadero clavado sobre el suelo con los hombres hacía dioses, porque veía á la naturaleza al través de los esplendores del ideal.El arte es la imagen del mundo; tiene sus luchas y sus sueños, sus aspiraciones y sus desesperaciones. Está petrificado cuando no cambia ha dicho Mad de Staïl. El arte se renueva por las conquistas modernas ó por los descubrimientos antiguos, dos vastos horizontes que lo llaman siempre.Pero generalmente ¿no consiste el génio en el don de derramar la vida y la juventud sobre ideas u formas ya conocidas?Quien ha nacido fuerte, quien está inspirado por los dioses, viene á traer la primavera al mundo del arte.Rubens apareció en una época de decadencia en la pintura,La Italia no tenía mas que maestros secundarios, los Carrace creían suceder á Miguel Angel, Albano se imaginaba continuar la obra de Vinci, Guido pronunciaba ante sus cuadros el nombre divino de Rafael.Un último y glorioso período iba, sin embargo, á anunciarse como la sábia del mes de Enero.Rubens, Murillo, Poussin, Rembrandt, Claudio Lorrain debían hacer la gloria del siglo décimo séptimo, pero Rubens domina á todos esos maestros por el carácter grandioso de sus creaciones, por las formas magistrales de su genio.Rubens tuvo un maestro. Ese gran maestro fue su tiempo, el siglo décimo sexto, lleno de llamas, de cóleras y tempestades de la guerra civil o del furor religioso.Dios siembra el genio en la sangre de las revoluciones; después de las grandes catástrofes vienen los grandes artistas. Dios dispone el cuadro, el pintor no tiene mas que fijarlo en la tela.Los unos tienen la naturaleza por maestro soberano, viven en su silencio elocuente sus placeres agrestes, en la poesía de su metamorfosis y de sus horizontes; son Claudio Lorrain, son Ruysdall.Otros como Astrade o Metzu, tienen por maestro soberano el génio del hogar, porque han vivido con los piés en la chimenea y la mirada distraída por la noche familiar del interior.Estos -Rafael o Lesueur- tienen por guía al Dios que habla en ellos mismos, el divino sentimiento que florece en sus almas.Aquellos -Miguel Angel o Rubens - han sacado el fuego, el ruido y el brillo de sus composiciones de las revoluciones que los han nacido.Después de haber dejado á Otto Venius y antes de partir para Italia, Rubens,. Tal vez incierto todavía sobre su génio, empleó algún tiempo en recorrer el mundo. Bosquejó los retratos de sus amigos, todos gentiles hombres flamencos ó españoles. Alberto é Isabel acogieron en la corte al jóven pintor, notable por el talento como por el nacimiento. Según Landrat, Rubens fue á Italia encargado de una misión por el Archiduque de Austria para el Duque de Mántua, Vicente de Gonzaga. Lo que está afuera de duda, es que Rubens vivió cerca de ocho años en la corte del Duque de Mántua.Pero mucho mas artista que cortesano, á toda hora y en todo lugar ocupábase en estudiar, ora á los antiguos poetas, ora la naturaleza que tenía ante su vista. Ora las obras de los grandes maestrso. Pintaba, por otra parte, una galería para el duque de Mántua.Un día que representaba el combate de Eurmes y de Eneas, recitaba en alta voz para animar su genio este verso de Virgilio: Ille etiam patriis agmen ciet... El duque que lo había escuchado entró riendo y le habló en latín creyendo que no entendía esta lengua. Pero cual fue su sorpresa, cuando el pintor le respondió, en estilo digno del siglo de oro!Comprendió entonces que tenía en su palacio á un gentil - hombre cumplido que podía servirle por su espíritu como por su talento. Dióle pronto una misión para Felipe III, rey de España. La misión del pintor fue son duda hacer retratos, pues pintó en Madrid al rey y al toda la corte; solamente que los cien mil pesos que ganó fueron para él y no para su rey y señor.Rubens fue tan popular y tan nombrado en Madrid, que el duque de Braganta, que iba a ser rey de Portugal, escribiendo á un señor de la corte, le suplicó que llevara al embajador del duque de Mántua á Villaviciosa, donde el duque tenía su residencia, mereciendo ya el título de protector de las ciencias y de las artes.Rubens, nacido para la pompa de los reyes, nacido para el lujo y la ostentación, tomó el camino de Villaviciosa en un tren considerable, que puso en conmoción á toda la provincia, La reina de Sabá yendo a visitar a Salomón no desplegó mas fausto y esplendor. El duque de Braganta -dice Decamps - aterrado del gasto que semejante huésped podría ocasionar, despachó á un gentil - hombre á su encuentro, para rogarle que suspendiera su visita hasta otra ocasión. Este cumplimiento estaba acompañado con una bolsa de cincuenta ducados, para resarcir á Rubens de su gastos y de las horas que había perdido. Rubens respondió que no recibiría ese presente y que visitaría al duque de Braganta.No he venido á pintar, sino a divertirme durante una semana en Villaviciosa. ¿Qué queréis que haga con cincuenta ducados? He traido mil para los gastos de mi permanencia aquí.Apenas de regreso en Mántua, el duque, que quería tener una inmensa galería debida á Rubens, lo envió á copiar á Roma los cuadros de los grandes maestros. Hasta entonces, son embargo de haber dejado una vez a Flandes para ir á embriagarse de luz ante la escuela de Venecia, Rubens no había podido estudiar los maestros del color italiano.De Roma pasó á Venecia. Cuando se vió frente á los Tiziano, á los Tintoretto, y a los Veronese, sintió mas que nunca haber nacido pintor, y juró no desparramar mas su genio en los placeres frívolos de las cortes. Dejó poco á poco á su real protector para estudiar con toda libertad las antiguas escuelas de Italia, No había tomado el tiempo necesario para vivir en los resplandecientes éxtasis del pensamiento, Vivió, desde entonces, solo, atravesando como un vicio peregrino Venecia, Roma, Génova y Florencia. El arte se había hecho su Dios; al principio lo había amado por capricho: su culto se hacía mas grave.Lo que acabó, sobre todo, de madurar su espíritu, lo que en la hora decisiva dio á su génio un carácter mas solemne, fue la muerte de su madre, A la primera noticia de la enfermedad, había partido apresuradamente, pero no alcanzó mas que á llorar sobre una tumba. Su dolor fue tan profundo, que se retiró á la abadía de San Miguel de Amberes, casi decidido á no salir jamás de ella.El amor triunfó de la muerte; el año mismo en que se arrodilló tantas veces sobre una fosa amada, se enamoró perdidamente de esa bella Isabel Brandt de quien ha dejado tantos retratos, A pesar de su pasión, deseaba volver á Mántua. En vano el archiduque Alberto le hizo decir ´ que no soportaría sino con pena que Mántua robara a Flandes su más precioso ornamento Pero cuando Isabel Brandt le dijo estas simples palabras mirándolo con cándida ternura ´¿partiréis?´. se quedó.Al casarse con Isabel realizó uno de los mil sueños de su juventud. Su mujer era hermosa, y él hizo de ella una reina, no le dio una casa sino un palacio; le puso caballos y lacayos, las telas más ricas, los más espléndidos tocados, Si el cuarto de Isabel parecía obra de las hadas, el taller de Rubens era la obra de una artista completo; gabinete en forma de rotonda, alumbrado por arriba, adornado con fósforos y ágatas maravillosamente esculpidas, y bustos antiguos y modernos del mejor estilo.Todas las escuelas de pintura tenían allí su representante en alguna obra preciosa. Esta colección envidiada por todos los príncipes, fue cedida mas tarde por Rubens, contra todo su grupo, al duque de Buckingham, que, al darle sesenta mil florines, sabía bien que no la pagaba; pero el duque le dio al mismo tiempo su amistad, que era inagotable.Aunque vivía como un príncipe, Rubens era feliz. Tenía el lujo, pero tenía la libertad. Y luego, su trabajaba tenía la religión del arte; sus descansos eran lo de un espíritu inteligente que vá á libar como una abeja glotona, todas las flores de la ciencia. En una palabra, su tiempo le pertenecía, he aquí todo el secreto. El oro caía de su paleta como por encanto; sus menores bosquejos eran buscados en los cuatro reinos del arte.Comprendió tanto que el tiempo es una riqueza que pasa, que no quería perder una hora, Dormía poco; caminaba mucho á pié ó á caballo, ora por las calles ora por los bosques. Tenía su lector ordinario, jamás tomaba la paleta sin que este viniera con dos ó tres autores, unas veces sagrados, otras profanos. No necesitaba, por otra parte, de la ciencia de los otros; todos los poetas le eran familiares; hablaba siete lenguas y conocía á fondo todas las teologías u todas las historias, Sin embargo, poco á poco la pereza fue invadiendo ese espíritu brillante. Como el amor del oro y del lujo no se mitigaba en él, escogió siete ú ocho de sus discípulos y los puso á la obra, no para ellos sino para él. Se hizo, por decirlo así, un inteligente director de orquesta. Tenía un estrado en su taller, subía allí con los libros, trazaba algunas líneas y mandaba en alta voz, Como había escogido los talentos más variados, lo siete ú ocho discípulos no podían trabajar en el mismo cuadro; uno trataba el género desnudo, otro el ropaje, este el paisaje, aquel los animales; en fin, venía el maestro y terminaba la obra. En algunas pinceladas tenía el arte de derramar la vida y de imprimir su estilo. Podía firmar con toda consciencia; esa era la obra de Rubens; había dado la inspiración y había trazado la última palabra.Sin embargo, algunos de sus alumnos notaron un día que Rubens tenía todo el dinero y toda la gloria. De eso resultó una rebelión abierta. Propalaron el rumor de que son la ayuda de sus discípulos Rubens sería un pobre paisajista, un mal pintor de kermesse y un pintor aun mas malo de animales. Rubens respondió á la crítica, como todos los grandes artistas, con nuevas obras maestras, EN algunas semanas pintó una kermesse brillante, animales y paisajes de una manera y de un gran efecto. Los mas encarnizados contra su gloria no se tuvieron por derrotados; Abraham Jeaussens, entre otros, temerario en su furor de combatir, se atrevió á proponer á Rubens un desafío de pintura. Rubens se contentó con responderle: ´ Cuando tengáis mi talla, aceptaré el desafío. ´Su carrera diplomática principió á su regreso á Flandes. Conocía á los hombres por el estudio de las pasiones; era gran fisonomista, juzgaba pronto y juzgaba bien. Su gran ojo penetrante, aunque embriagado de luz, llegaba al fondo de los corazones.La infante Isabel tuvo grandes conversaciones con él sobre la situación de los Países Bajos. Ella comprendió que era el único hombre de alta inteligencia que había en su corte; no lo nombró embajador sino que le confió la misión de ir a España á conferenciar con el rey sobre los peligros de una guerra mas larga en Brabante., Fue acogido en la corte de España por el rey, por el duque de Olivares y el marqués de Espíndola, como un embajador de título. Hizo mas que pintar el estado de Flandes, dio excelentes consejos para el porvenir. El rey de España le dio como prueba de su agrado seis caballos andaluces, un diamante de precio y el puesto de secretario del consejo privado con la promesa de reservar ese puesto para su hijo.Apenas de regreso en Flandes, Isabel lo envió á Holanda, siempre con misión de llegar á la paz. La negociación iba á arribar á buen fin cuando murió el príncipe de Nassau, Fue entonces cuando el rey de España confió a Rubens la misión de ir a Inglaterra, siempre con el mismo objeto.El pintor paseó en la Gran Bretaña como un simple viajero; visitó á su antiguo amigo el duque de Buckingham; y pidió que se le presentara al rey, Fue acogido en la corte con toda clase de cariños. Deploró la guerra entre España é Inglaterra.¿Quién sabe? - dijo sonriendo, tal vez el rey de España y el Inglaterra consentirían en la paz?. ¡Quién sabe! Dijo el rey pensativo. Rubens comprendió que el momento era favorable; desplegó sus credenciales y pidió la paz en nombre del rey su señor, Carlos I, para dar á este embajador extraordinario una prueba de alta estimación, le pasó por el cuello al instante el cordón de su órden. Pocos dias después lo creó caballero en pleno Parlamento y le devolvió la espada que acababa de servirle para la ceremonia.Rubens no había llegado al término de sus misiones diplomáticas, no lo seguiremos mas tiempo esta región fatal al genio, pues el génio ama la soledad que inspira. Pronto sintió él mismo haberse ocupado demasiado de esas vanidades de corte que devoraban la mayor parte de su tiempo, pero que á lo menos lo habían apartado poco á poco de su dolor por la muerte de su esposa.Tomó la firme resolución de vivir entonces por el arte y para sí mismo. Se encerró en Amberes en esa casa regia poblada de recuerdos en que había pasado sus horas mas bellas, pero no volvió á encontrar en ella ni su juventud perdida, ni la amiga de su juventud.No tuvo la fuerza de vivir solo. Había en Amberes una jóven de rara belleza, Helena Formann, que apenas contaba con diez y seis años; se casó con ella; reconociendo son embargo lo absurdo de tal matrimonio. Era, por otra parte, una bella locura que hubiera arrastrado á los mas razonables. Rubens ha inmortalizado á Helena Formann como á Isabel Brandt. Desde su segundo matrimonio hasta su muerte, pintó todas sus vírgenes, por el modelo de la jóven.Hay en el Museo de Munich dos retratos de Rubens pintados por él mismo. En el primero está representado en todo el esplendor de su exuberante juventud, dando la mano á Isabel Brandt; en el segundo, es un hombre ya maduro, que se pasea con una mujer y un niño; esta otra mujer es Helena Formann.La Virgen y la Magdalena de su famoso ´Descendimiento´ ¿No recuerdan la naturaleza esplendorosa y la expresión juguetona de esas dos admirables mujeres de Rubens."
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