En el Museo de Bellas Artes dió ayer su primera comferencia. EL prof. Luis Hourticq expuso el plan de sus futuras disertaciones sobre el arte en Francia. Fué presentado por el Dr Carlos Ibarguren

Componente, AR/UBA/FFYL/IHTA/CCBDAA2_13028
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Fecha
;29/08/1923
Alcance y Contenido
Luis Hourticq;"Ayer quedó inaugurado el curso que dictará el profesor Luis Hourticq, de la Escuela Naciona de Bellas Artes de París, bajo el patrocinio del Instituto de la Universidad de París en Buenos Aires. La Sala del Museo del Retiro congregó a un auditorio muy selecto, que saludó la presencia del ilustre visitante con aplausos calurosos que se repitieron al final de su discurso. Habla el director del MuseoEl Dr. Cupertino del Campo, director del Museo, abrió el acto con estas palabras."El Instituto de la Universidad de París en Buenos (sic) ha solicitado este local para las conferencias del profesor Hourticq(...)"Me permitireis, sin embargo, que añada dos palabras, para subrayar, la intensa función cultural que cumple el Instituto al invitar a que vengan a brindarnos el fruto de su erudición y de su elocuencia a los más eminentes representantes del pensamiento francés. Para apreciar en todo su valor la obra trascendente, es necesario darse cuenta exacta de lo que esta acción de presencia significa en la evolución del ambiente intelectual de un pueblo."Si bien es cierto que el pensamiento, suprimiendo las distancias viaja hoy comodamente en los diarios, las revistas y los libros, y que las altas enseñanzas pueden difundirse en tales vehículos por todas direcciones a través de la vasta superficie de la tierra, es cierto también que es otra su eficacia cuando viaja en el vehículo vivo del propio autor.que puede explicarlo, completarlo y hasta crearlo frente a la incitación inesperada. Hay también, en este caso, una acción recíproca que puede comprobarse a diario entre el maestro y el elemento intelectual que la rodea, ya que la amable plática y la discusión_ mejor si acalorada_ creando el ambiente adecuado,hacen que de una parte y de otra broten las ideas nuevas. En contacto con los grandes hombres, uno se encuentra más facilmente a sí mismo, y los grandes hombres, a su vez, estimulados por el interlocutor comprensivo, dan lo mejor que tienen y, muchas veces, lo que tenían sin saberlo."El delicado instrumento espiritual del sabio y del artista es de tal sensibilidad que las más ligeras excitaciones suelen conmover sus resortes más ocultos y potentes. Si el hecho trivial de la caída de una manzana, del movimiento que determina el agua en ebullición en la tapa de una marmita o la sensación de ligeresa que se experimenta en el baño encienden instantaneamente en el cerebro la chispa que al alumbrar los más obscuros rincones de lo ignorado abren amplias perspectivas de incalculables consecuencias, con cuánta mayor razón la palabra escarbadora o el acicate de la idea contrapuesta nos hace asistir a todos, grandes y chicos, al inefable espectáculo, siempre nuevo, de la propia inteligencia en actividad(...) Presentación"El Dr. Carlos Ibarguren presentó al profesor Hourticq con las siguientes palabras: El Instituto de la Universidad de París en Buenos Aires inicia hoy el curso de arte francés que dictará en este Museo el eminente profesor de la Escuela Nacional de Bellas Artes de París, don Luis Hourticq.El profesor Hourticq nos ha demostrado en sus interesantísimos libros, que las bruscas conmociones morales y sociales ejercen una influencia lenta sobre la estética, y que las ideas nuevas, para ser traducidas en pintura o en escultura, deben acomodarse a las formas antiguas y aceptadas.Es evidente que esas formas no quedan ajenas a los grandes hechos históricos; pero ellas tienen una evolución particular e independiente. Y así, ni el factor económico, ni el religioso, ni el político explican satisfactoriamente los cambios en las manifestaciones artísticas. Con penetrante verdad Hourticq ha demostrado que ni siquiera un acontecimiento tan trascendental como el cristianismo trajo una nueva manera de pintar, pues si bien introdujo motivos no tratados antes, la imagen plástica de éstos fué representada por los viejos medios de expresión. En cambio, las profundas transformaciones han ocurrido, no por hechos políticos o sociales, sino merced a variaciones de la técnica; por ejemplo, cuando se reemplazó la pintura al temple por la del óleo. En las artes plásticas, lo mismo que en la guerra, las modificaciones substanciales responden a los cambios en los medios técnicos que sirven para hacerlas. Y sólo merece el nombre de artista el que domina por completo esos medios y los emplea sometiendo docilmente la materia al pensamiento, para corporizar sus visiones, su emoción y sus ideas.Señor profesor Hourticq: Os invito a que ocupéis la cátedra. Vuestro talento y vuestra obra reflejan la claridad y elegancia, sois un artista, y es tanto vuestro amor a la belleza que en medio de la infernal batalla del Oise, entre el fuego y la sangre, en las cuevas siniestras de una trinchera, habéis escrito mientras las ratas corrían a vuestro alrededor y los obuses estallaban desparramendo la muerte, esta nota íntima en vuestras "Reflexiones de un combatiente": "Vuelvo con mi pensamiento entre Rubens, Rembrandt, Ticiano o Miguel Angel, y tengo el inmenso placer de remover esos tesoros del genio sin salir de mí mismo. "Vuestras lecciones traerán a nuestros artistas una enseñanza superior y, también, un estímulo y un rumbo; penetraréis en las obras maestras y difundiréis las ideas y emociones que ellas irradian y enriquecen la imaginación creadora.Nuestra pintura no ha desplegado aún todas sus flores, porque requiere solamente la luz y el color que vibran magníficamente bajo estos cielos, sino también el estudio profundo de los grandes maestros que sugieren la visión de la armonía el misterio sutil de ensueño, la palpitación de la voluptuosidad y la fuerza de la vida. La Conferencia"La imagen de Francia a través de su arte" fué el tema desarrollado por el profesor Hourticq"Esta primera conversación_ dijo_ será prefacio de las conferencias que presentarán algunos aspectos del arte francés en las distintas épocas. Con ella se dará el plan y se expondrá el método que hemos de seguir. vivimos con la idea, desarrollada tan luminosamente por Taine, de que la obra de arte es el producto de las circunstancias geográficas e históricas, el resultado de las condiciones que el filósofo francés resumía en tres palabras: clima, medio, momento. Esta concepción del arte es mucho más fecunda que la vieja est´rtica de la belleza; nos ha enseñado que hay tantos aspectos en lo bello como formas, tuvieron las civilizaciones. El arte humano es tan diverso en su producción como en sus frutos la naturaleza. Puédese descubrir, pues, las particularidades del suelo en el sabor del fruto, y es por ésto una buena manera de estudiar la historia de un pueblo buscarla en los monumentos de su arte. Pero esta doctrina de Taine afirma demasiado la semejanza de la producción artística con la del cultivo del suelo. No computa el papel de la voluntad humana en la creación de la obra literaria o plástica; no ha considerado como la intervención del pensamiento del artista crea diferencia entre la obra del hombre y el proceso creador de la naturaleza. Y sobre todo, parece habérsele escapado una observación.A fuerza de contemplar el arte como un producto, como un resultado de causas exteriores, ha olvidado comprobar que el arte es un foco de irradiación con mucha frecuencia el arte no semeja la realidad sino porque la realidad se ha conformado a la imagen del arte.La Rochefoucauld decía que muchas personas ignorarían el amor si no leyeran novelas. La observación pudiera parecer paradojal, porque ella se aplica a un sentimiento que tiene sus raíces profundas en el instinto; pero no se trata de un sentimiento que afecta menos a la vida de la especie como por ejemplo el sentimiento de la naturaleza, la idea de Rochefoucauld nos parecerá incontestable. Cuantas personas ignorarían el sentimiento de la naturaleza si no hubieran leído a los poetas y a los novelistas, o si no hubieran contemplado los cuadros de los paisajistas. La historia del arte prueba muy a menudo que la obra de los artistas ha creado los sentimientos de los cuales ellas parecen ser un resultado.Esta concepción que invierte el orden de los factores en las relaciones del arte y de la sociedad, es evidente en el arte moderno. Durante todo el siglo XIX, los artistas, antes de ser comprendidos por el público, han debido habituarlo previamente a las imágenes nuevas que ellos proponían y hasta ha ocurrido algunas veces que la belleza de una obra no fuera comprendida sino después de la muerte de su autor.Aplicada a la historia del arte en general, esta idea nos ayuda a comprender el papel importante de la invención, el papel espiritual del artista en la historia de la humanidad.Cuando él busca en una materia o sobre su instrumento la forma definitiva de su idea, fija de antemano el pensamiento de todos aquellos que sabrán leerla y comprenderla. Y cuando nosotros estudiamos el arte de un país como el arte francés, no olvidamos que todos los monumentos que vamos a visitar son, no solamente el resultado, en cierto modo fatal de las condiciones del clima y de la raza,sino que resultan nacidos, también, de una inteligencia que se busca a sí misma, de una voluntad activa y reflejada, y que la vida colectiva ha venido luego en modelarse de acuerdo con su imagen.Hay arte,hay belleza, en todo aquello que sale de las manos del hombre. Esas obras que dan a los sentimientos humanos la duración de la materia imperecedera, mantienen la solidaridad entre las generaciones que pasan. Los niños encuentran el pensamiento de los antepasados en las obras que éstos han dejado. Es, en tal sentido, que el alma de un país se lee en su arte como sobre la expresión de una cara.Los aspectos diversos del arte en la historia representan las formas sucesivas de nuestra civilización; en la Francia contemporánea, todas estas Francias pasadas, que han dejado ellas en nuestro cielo. Las viejas calzadas romanas, que durante toda la Edad Media han canalizado la circulación de los peregrinos y de los mercaderes, no han desaparecido por completo; bastantes rutas o ferrocarriles de hoy han seguido su itinerario, y las villas fundadas en tiempo de los romanos en sus encrucijadas, son todavía nuestras principales ciudades. La Francia moderna está en gran parte edificada sobre un plan esbozado por los galo- romanos.La Francia romana vive aún. Fué la de los monjes roturadores de las campañas, la Francia rústica con sus innumerables villas diseminadas por todo el territorio de modo de no dejar inculta ninguna tierra cultivable. ¡Cuántas ciudades meridionales remontan a la época romana! En todas se levanta una pequeña iglesia, ornada con un modesto portal esculpido. Es la sola obra de arte que habrán conocido en su vida la mayoría de nuestros campesines franceses, y en los bordados y encajes de nuestros paisanos se conserva el encanto místico y remoto del arte romano.La Francia gótica ha creado las ciudades, las comunas agrupadas alrededor de la catedral. Son tan bellas estas catedrales, tan perfectamente caracterizan las ciudades que dominan, que al nombrar cualquiera de tales ciudades, Amiens, Chartres, Reims, Beauvais... es la silueta de la catedral lo que se yergue en nuestra memoria. Los arquitectos góticos han creado fisonomías urbanas que los siglos no han modificado.La Francia feudal, mientras tanto, se instalaba en los castillos; sus ruinas se alzan todavía en la cima de las colinas de Duversia y Perigord; no ha sido posible conservarlas porque eran un obstáculo para la unidad francesa.El régimen feudal sólo pudo mantenerse gracias a los castillos fortificados, y cuando al rey le fué posible destruirlos con su artillería, el feudalismo tuvo que desarmarse ante la monarquía.Pero antes de morir, el castillo fortificado llegó a convertirse en el sonriente castillo del Renacimiento. De esta suerte, la pesada carroza medioeval, inutilizada por las armas de fuego, no quiso desaparecer, y se conservó por largo tiempo, cubriéndose de floraciones cada vez más ricas a medida que renunciaba a constituir una defensa para no ser un atavío.Durante un tiempo, la monarquía misma, que estaba en camino de realizar la unidad francesa, gustó permanecer todavía en estas brillantes moradas, que reflejaban sus fachadas floridas en las aguas mansas del Loira; pero la burguesía y la política obligaban al rey a habitar en París, y vino por fin a instalarse en su Louvre rejuvenecido. A partir de ese momento, el papel de París va creciendo en nuestra historia, hasta absorver todas las fuerzas del Reino. A partir del siglo XVII el arte francés puede llamarse el arte parisién.Al rey mismo, le asustó la idea de habitar en esta ciudad, de la cual temía no ser siempre el dueño, y es entonces que Luis XIV creó cerca de París una capital artificial: Versalles .Versalles no es sino la habitación de la monarquía. Pero la actividad artística de la Francia entera se empleó allí, y esta sumisión de los artistas a una dirección única estaba de acuerdo a la vez con la política real y con el pensamiento clásico.La procura de la unidad domina la política de Luis XIV, al igual que el pensamiento de Descartes. Esta unidad fué realizada según el gusto francés; lo que resultó una de las razones de su prestigio y de su poder de irradiación. Sin embargo, junto a Versalles, París continúa viviendo. Es ya el París moderno. El arte francés se mezcla entonces más intimamente con la sociedad. Ya no es solamente religioso, aristocrático, monárquico. Es también burgués, mundano. Nos seduce hoy día porque jamás el arte de agradar ha sido llevado más lejos.Los artistas han dado al mundo parisién las imágenes espirituales y galantes en que los hombres y mujeres de esa época encontraban reflejadas sus grandes preocupaciones: la espiritualidad y el amor.El siglo XIX no ha hecho sino continuar este arte parisién. Pero ha ampliado sus bases. La sociedad del antiguo régimen era exquisita en su cultura, pero resultaba demasiado estrecha. Nuestro arte moderno se dirige a un público más vasto; se alimenta de sentimientos más variados, y sobre todo más profundos. Las individualidades son más originales, mas atrevidas, porque ese siglo ha sido el siglo del individualismo. Por esta razón, el arte se deja encerrar menos fácilmente en una definición.Hay muchos puntos en los cuales los modernos han creado formas inéditas. Han sabido responder, en arquitectura, a necesidades nuevas, y han descubierto aspectos de la naturaleza que los hombres de antaño no conocieron.Es así como los monumentos del arte nos permiten conocer el pensamiento de las generaciones desaparecidas. Esta manera de estudiar la historia documentaria y política una muy grande superioridad. Desde luego, ella acompaña nuestro conocimiento con la emoción de la belleza. Pero sobre todo, presentándonos a la humanidad en los monumentos artísticos que nos ha dejado, la historia del arte nos muestra a los hombres en aquello que han tenido de mejor. Hay muchos períodos de la historia que sólo nos inspiran sentimientos de amor y de respeto. Cuando los períodos históricos cuentan, para defender su causa, con obras bellas, nuestro juicio resulta menos severo. Son siempre sentimientos generosos los que constituyen el alma de la belleza".
Ayudas para la búsqueda
1ra.;18658;p4-5_c7-8-1;A
Existencia y localizaciòn de originales
Biblioteca Tornquist
Nota del Archivero
Descripción realizada por Jacinta Keisman
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La Nación (agente productor)