Fecha
;30 de junio de 1901
Alcance y Contenido
Un aficionado;Crítica de la Exposición de Pintura Francesa celebrada en la galería de Freitas y Castillo. "Hemos anticipado en nuestro anterior artículo, alguna apreciación acerca de ella, hecha entonces á la ligera, y por la cual, el lector inteligente, debe presumir que no son del todo agradables las impresiones que nos han producido el examen de estas obras. Lamentamos no estar de acuerdo con las opiniones en contrario manifestadas por un distinguido profesional, y al calificarlo así, entendemos, que por esta condición, sus opiniones deber ser tenidas en cuenta, como respetables, pero no en manera alguna, obedientes á la imparcialidad é independencia de criterio, que da autoridad á las de la crítica verdadera, á la de quien no siendo parte activa ni interesada por determinadas tendencias, hasta el punto de ponerlas en práctica pincel y paleta en mano, puede mejor juzgar de todas las que son manifestación de la pintura: nada hay más sugestivo que el arte y nadie puede estar más sujestionado [sic] que el artista: de aquí nuestra desconfianza con respecto á las opiniones no solo de los pintores acerca de pintura, sino de los músicas acerca de composicion y de los poetas en materia de poesia. [...]El profesional á quien aludimos, parécenos hombre enamorado del modernismo é impresionismo, y en esta ocasión, el amor le puso su mitológica venda en los ojos y le hizo ver como gigantes, los molinos de viento que se exhiben en la Galería Fotográfica en concepto de Exposición Francesa. [...]Y hablemos ya de escuelas y de movimientos y evolución de las mismas en Francia precisamente. Fué David el precursor del clasicismo, que languideció después de Couture y fué Manet el que orientó el romanticismo realista, glorioso, en la dirección de la observación sensitiva de la vida moderna: el mayor brillo del romanticismo de Delacroix, algo arcaico debióse a Teodoro Chasseriau y especialmente á la genialidad poderosa y personalísima de Gustavo Moreau, después del cual y con el cual se desvió á los errores simbolistas y á la indigencia técnica de los recientes discípulos. Los espiritualistas, vivieron solitarios y apartados de estas tendencias, contentándose con producir los maravillosos retratos de Gustavo Ricard, las suavidades de Corot, y la pintura decorativa de Puvis de Chavannes tan literaria como pictórica y estos, todos estos, dando cada cual su nota y creyéndola única y mejor, llevaron el arte de la visión dibujada ó coloreada por caminos que prepararon la llegada de los grandes impresionistas Monticelli, Bernard, Renourd y Monet, y la de modernismo, que debe su origen al antiguo pintoresco, al japonismo y á la iconografía monumental, y fue dominio de artistas tan excepcionales como Rops, Degas, Cheret y algunos de los actuales dibujantes. Manet con sus Impresiones creó el impresionismo [sic] en el salón de los desechados de 1867, pero ya entonces Monet [sic - es al revés] dejando en su paleta nada más que las precisas combinaciones de los siete colores del prisma, trasformó [sic] el realismo romántico en la intensa visión de la vida moderna, pintando la Barricada y la Ejecución de Maximiliano, con lo que "el modernismo fué."Degas siguió a Monet en el estudio de las luminosidades, siendo el que más éxito logra en la interpretación del desnudo y en la observación de las actitudes modernas con su serie de Bailarinas y Mujeres en el tocador: de Degas proceden en opinión que no es sola nuestra sino de todos los críticos Forain y Hellen: Renoir armoniza el color sin desertar del modernismo. En cuanto á esas Impresiones de Claudio Manet [sic] y á otras obras suyas "creadoras de escuela" bueno será recordar que se ha dicho de ellas son una técnica renovada de Lorrain y Watteau y se relacionan también con Turner por el carácter violento y exuberante de su visión deslumbradora y por su afición á los efectos de claro sobre claro: en torno suyo, interpretando la coloración como una sinfonia están Sisley, Pissarro, Lebourg, Rafaelli, Alfonso Legros, Fantin Latour, Alberto Bernard y Wisthler. Y ahora con estos antecedentes podemos entrar en la Exposición Francesa. Ante todo la impresión general. La del conjunto. Se ve desde luego que abunda lo insignificante. Las firmas y eso no todas, las firmas valen más que los dibujos y las pinturas. Hay una admirable colección de todos los errores en que han incurrido los artistas. Y otra de esos "apuntes de cartera" que en cartera se quedan en el estudio y solo se utilizan para dejar que se los lleven como recuerdo los amigos. Apuntes son y por cierto escaso valen, los tres dibujos de Rosa Bonheur. Son en cambio, las litografía y puntas secas, de Helleu, desiguales de una manera lamentable como otras no elegidas sino recogidas y alguna de ellas como la Femme au canapé, tan violenta de posición, que más que en actitud de descanso, parece pegada al edredon aquella cabeza que al levantarse ha de producir en el cuello por la postura incómoda, todas las molestias del torticolis; son en cambio, buenas La Parisiense de la Gándara y la de Ochoa, la Jeune femme brodant, del primero y el El estudio de cabeza de Granié, señalado con el número 15 en el catálogo. Detallamos de este autor porque su "Retrato de Mlle. B" que lleva el número 18, no es más que mediano lo cual no ha obstado para que lo prefiriese como adquisición el Museo Nacional de Bellas Artes.[...]Es tarea ingrata la de la crítica, cuando tiene que ejercerse más abundante en censuras que en elogios, pero á ello nos obliga el mandato en depuración que en Buenos Aires, acaso más que en ninguna otra parte, exige el buen gusto, por modo imperativo. En resúmen, no es al impresionismo ni al modernismo, á quien deben hacerse cargos por lo que vemos en esta exposición y aparece cubriéndose con tal bandera. Aunque figuren los nombres de algunos de ellos en la galería, puede decirse que están pour la galerie. La escuela novo-realista en que se registran nombres tan conocidos como los de Luciano Simon, Andres Dauchez, Prinet, Carlos Cottet, Eugenio Martel, Besson, Braut y Milcendau, crema de la futura escuela francesa á la vez que modernista y soñadora, nada padece con nuestras censuras de lo que se expone en esta ocasión como genuinamente suyo. [...]
Ayudas para la búsqueda
9;IX;204;188 - 189
Nota del Archivero
Descripción realizada por María Isabel Baldasarre