Acceso

accessible to public

Historia administrativa

La creación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, por decreto del presidente José Evaristo Uriburu del año 1896, convirtió en realidad una vieja aspiración de un grupo de intelectuales que consideraban imprescindible ofrecer nuevos caminos y otras metas en el ámbito de la enseñanza universitaria, centrada en ese entonces en los estudios de la medicina, el derecho y las ciencias exactas, físicas y naturales. El decreto de 1896 fundamento la creación, precisamente, en la necesidad de completar “el grupo de las diversas ramas que forman parte de la enseñanza superior, incorporando definitivamente a nuestra Universidad un departamento de estudios destinado a mantener la más alta cultura científica y literaria”. El primer intento de creación partió del Consejo Superior Universitario, que en 1888 había propuesto al Poder Ejecutivo el establecimiento de la Facultad de Filosofía y Letras. La constitución de la Facultad fue obra de los académicos Bernardo de Irigoyen, Carlos Pellegrini, Rafael Obligado, Pablo Groussac, Lorenzo Anadón, Norberto Piñero y Joaquín V. González, quienes reunidos por primera vez el 17 de marzo de 1896, eligieron como académicos honorarios a Vicente Fidel Lopez, Bartolome Mitre y Carlos Guido y Spano. En ese momento estaba en vigencia el Estatuto Universitario de 1885 elaborado de acuerdo a la ley N°1597. La constitución de la Facultad se hizo conforme a lo establecido por ambas normas. En el mismo año 1896 la Facultad nombró sus autoridades, aprobó el plan de estudios y designó a los profesores de las asignaturas que se cursarían en la nueva casa. El Decano, el Vicedecano y el Secretario fueron elegidos el 24 de Marzo de 1896 los cuales fueron electos: Decano, el Doctor Lorenzo Anadón (por no haber aceptado el Doctor Carlos Pellegrini que recibió el mayor número de votos), para Vicedecano, el Doctor Norberto Piñero y para Secretario el Doctor Rafael Castillo. La Facultad inició su funcionamiento en el edificio que había pertenecido a la Dirección de Tierras y Colonias ubicado en la calle Viamonte 430 de la ciudad de Buenos Aires, hoy sede del rectorado de la Universidad de Buenos Aires. Los primeros tiempos no fueron fáciles, la precariedad de los recursos y de las instalaciones en que funcionaba, la escasez de alumnos y la indiferencia del Gobierno. Sin embargo los hombres que constituyeron la Facultad no perdieron las esperanzas de que la incipiente institución se convertiría en un centro del más alto nivel dedicado a la enseñanza y a la investigación de las humanidades y a la difusión de la cultura. Merecen nombrarse los que fueron defensores de la Facultad: en la Universidad, su Rector, el Doctor Leopoldo Basavilbaso, y en el Congreso sus miembros y académicos de la Facultad, Doctores Pellegrini, Anadón, Cané, Mantilla, Francisco L. Gracia e Indalecio Gómez. A ellos se debió, en gran parte, la permanencia de la Institución y su paulatina recuperación. El desarrollo de la Facultad se puso de manifiesto en el aumento gradual, pero no siempre continuo del número de alumnos; en la adecuación de los planes de estudio a los principios científicos y pedagógicos más avanzados de la época y a los requerimientos reales del país y de sus futuros graduados; en el afianzamiento de la investigación como quehacer ineludible del orden universitario.

Sitio web relacionado

;